La creación de un Sistema de Seguridad Social Universal en México es viable si se considera que ya existe una estructura de instituciones de salud y seguridad social, así como programas sociales enfocados a incrementar el ingreso de las familias, principalmente de las más pobres; sin embargo, para consolidarlo se deben seguir varios pasos que podrían demorar más allá del corto plazo.
Especialistas coinciden en que la seguridad social universal es el siguiente paso que debe dar el país para mejorar la calidad de vida de los mexicanos y dotarlos de empleos decentes, sobre todo si se consideran diversos indicadores de empleo que obligan a replantear la política laboral en el sentido de que acceder a la seguridad social no esté condicionado a un empleo formal.
El financiamiento es importante, pero no es obstáculo en la implementación de la seguridad social universal, señalaron.
Pablo Yanes, jefe de la Unidad de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), comentó que la clave está en una mejor redistribución de los recursos de los programas sociales ya existentes.
No obstante, afirmó que una reforma fiscal de corte progresivo y ligada al empleo daría mayor viabilidad al sistema. Agregó que para financiar éste, el país podría explorar entre dos combinaciones: financiamiento sólo con recursos públicos o bien, un esquema mixto de recursos fiscales y contribuciones obrero-patronales.
El diagnóstico está hecho: 6 de cada 10 personas trabajan en la informalidad y no tienen prestaciones sociales, cobertura de salud ni seguridad social; la productividad de los trabajos informales es menor en 45% a la observada en la formalidad, de acuerdo con el gobierno federal.
A nivel mundial, datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que sólo 20% de la población tiene una protección social adecuada y más de la mitad no tiene ninguna cobertura.
Los cómos
Los pasos que tendría que dar el país deben ir direccionados a integrar un sólo sistema de salud en vez de contar con un sistema múltiple como actualmente se tiene (IMSS, ISSSTE, Pemex, Sedena, Semar), y sería financiado primordialmente con impuestos generales. Al mismo tiempo deben ligarse el esquema de seguridad social con el Servicio Nacional de Empleo (SNE), en el que se incorpore un seguro de desempleo.
Sin embargo, esa articulación resultaría insuficiente si no hay una reestructuración fiscal que facilite el pago de impuestos, promueva la inversión en mejor tecnología y capacitación en el trabajo.
Eduardo Rodríguez Oreggia, director de Doctorado en Políticas Públicas de la Escuela de Graduados en Administración Pública (EGAP) del Tecnológico de Monterrey, señaló que la seguridad social universal no debe estar condicionada a la formalidad del trabajo integrado, como funciona actualmente.
El también consultor del Banco Mundial aclaró que la integración de un sistema no significa que, en automático, aumentará la productividad de las personas, ni tampoco que disminuyan las diferencias salariales entre trabajadores formales, informales o autoempleados.
Raúl Mejía, director general del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), explicó que contar con ese sistema significa que un contrato laboral no deberá ser el criterio para definir que una persona tenga derecho a la seguridad social.
“No sólo se debe ampliar el acceso a la salud y de las pensiones, sino también de proveer a los mexicanos de un seguro nacional de desempleo” para que los trabajadroes migren a sectores productivos.
FUENTE: EL FINANCIERO