Senado de EU aprueba plan migratorio


  • Con la reforma, los migrantes podrían contribuir también a la economía de México; muchos podrían regresar a su país de origen sin ningún problema

“El sistema migratorio actual no refleja los valores de EU –admite el mandatario-, pues lleva a miles de personas a vivir en la sombra y nos priva del talento de miles de jóvenes, aún cuando sabemos que los migrantes siempre han sido el motor de nuestra economía”.

Tras la afirmación, el aplauso es generalizado.

Parado en el atril donde dos banderas gigantes de México y Estados Unidos lo escoltan, Obama hace una pausa. Agradece el aplauso asintiendo con la cabeza, y barre de nuevo el auditorio con la mirada.

“Es por ello que actué para levantar la sombra de la deportación sobre los dreamers, y exhorté al Congreso a aprobar una reforma migratoria de sentido común este mismo año –añade el presidente manteniendo la sonrisa para concluir el bloque de su discurso con una promesa-. Estoy convencido de que lo podemos lograr”.

Casi dos meses después de que Barack Obama pronunciara estas palabras en su cuarta visita a México, uno de los proyectos de ley más ambicioso de las últimas tres décadas acaba de recibir la aprobación del Senado estadounidense, con 68 votos a favor y 32 en contra.

Aunque los obstáculos a salvar aún son muchos, especialmente en la Cámara de Representantes de mayoría republicana, poco a poco la promesa que hizo Obama al electorado latino en su primera campaña rumbo a la Casa Blanca va tomando forma.

Ahora bien, ¿en qué afectaría una eventual reforma migratoria en Estados Unidos a a México y a los países centroamericanos? ¿Qué pasará con los mexicanos deportados? ¿Aumentarán los ‘costos’ y riesgos derivados del tráfico de personas? ¿Está México preparado para recibir a quienes no cumplan con los requisitos para acceder a la ciudadanía de EU? En definitiva, ¿la reforma es una buena o mala noticia para México?

Para contestar a estas preguntas, Animal Político consultó a expertos internacionalistas y a miembros de la sociedad civil que trabajan con migrantes para conocer su opinión sobre este proyecto de ley que, por un lado, abre la puerta al manido sueño americano, y por otro, busca destinar más de 30 mil millones de dólares para sellar la frontera.

“Este proyecto es, sin duda, algo muy novedoso. En Estados Unidos tenemos 11 millones de migrantes sin documentación, y esta legislación abriría una oportunidad para que puedan contribuir más a la economía de EU”, opina en primer lugar Jason Marczak, director de Política de la Americas Society and Council of the Americas, en entrevista vía Skype desde la ciudad de Nueva York.

“Además, los migrantes podrían contribuir también a la economía de México –agrega-, porque con esta reforma muchos podrían regresar a su país de origen sin ningún problema. En la actualidad, vemos que esto no es así, ya que los migrantes sin documentos tienen mucho miedo de volver a México porque no saben si van a poder cruzar de vuelta la frontera. Por lo tanto, creo que esta reforma favorecería un tipo de migración mucho más fluida entre México y Estados Unidos”.

José Alberto Moreno Chávez, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana, pone el acento por su parte en que la reforma protegería a los hijos de migrantes nacidos en territorio estadounidense –los llamados dreamers-, así como a aquellos que cruzaron ilegalmente siendo muy jóvenes y que, básicamente, han vivido toda su vida en la Unión Americana.

“La reforma permitiría a quienes están en el High School, o a los que ya están por optar a alguna Universidad, que puedan acceder a la ciudadanía –explica el internacionalista-, lo cual es una medida bastante inteligente por parte de Estados Unidos, porque de esa manera no está sacando mano de obra valiosa fuera del país”.

“Con la reforma, los migrantes podrían contribuir también a la economía de México; muchos podrían regresar a su país de origen sin ningún problema”: Jason Marczack

Relaciones más fluidas entre México y Estados Unidos, protección para los hijos de migrantes, oportunidades laborales con garantía de derechos y salarios reconocidos, y sobre todo, documentos para 11 millones de latinos (en su mayoría mexicanos) que actualmente viven bajo la alargada sombra de la deportación… Todo apunta a que, de superar el último y más difícil escollo en la Cámara de Representantes, la reforma migratoria supondría una excelente noticia para miles de personas y de familias.

Sin embargo, organizaciones civiles como la ONG mexicana Sin Fronteras, especializada en el trabajo directo con migrantes, prefieren mantener una postura mucho más reservada.

“Es muy complicado que el grueso de los migrantes indocumentados puedan cumplimentar algunos de los puntos que plantea la reforma”, corta en seco la euforia Nancy Pérez, directora ejecutiva de Sin Fronteras, quien advierte a continuación que la lista de requisitos a cumplir por quienes pretenden aspirar a la naturalización es larga y compleja.

Entre esos requisitos, detalla Pérez durante la entrevista telefónica con Animal Político, está el de demostrar con documentos que el aspirante lleva en el país más de una década, que habla “perfectamente inglés”, que no tiene ningún antecedente penal, además de pagar un acumulado de impuestos por varios años, entre otras exigencias.

Asimismo, de acuerdo con la directora de Sin Fronteras otros de los puntos que no están siendo contemplados en el proyecto de Reforma Migratoria es, por un lado, qué sucedería con aquellos migrantes que fueron deportados a sus países de origen y que, tal vez, sí podrían calificar; y por otro, cuál va a ser el papel de los gobiernos de los países de origen de los migrantes a la hora de facilitar toda la documentación que EU requiera a los solicitantes.

“Los países emisores no están considerando este tipo de apoyo para sus connacionales, y esto podría significar una segunda coladera para los que, aún calificando, no van a poder acceder a la ciudadanía por no tener el apoyo de sus países para facilitarles pasaportes, actas apostilladas, y todos los documentos de identidad que les van a exigir”, advierte Pérez.

¿Efecto llamada?

Es, sin duda, la gran preocupación de la bancada conservadora: que el proyecto de reforma de Obama se convierta en una “amnistía” para millones de personas que entraron o permanecieron ilegalmente en el país, y que esto a su vez provoque un masivo efecto llamada que intensifique aún más el problema de la migración. De ahí que el proyecto aprobado por el Senado contemple dos premisas básicas: por un lado, más facilidades para adquirir la ciudadanía, y por otro, más kilómetros de muros.

“Tanto el comité bipartito como la propia Administración Obama están tratando de convencer de que esta reforma va a venir acompañada del endurecimiento de las medidas que eviten que vengan de manera ilegal más personas a Estados Unidos, porque si no, efectivamente, sería como un incentivo que elevaría el número de migrantes”, explica al respecto Mauricio Meshoulan, profesor del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana.

“Es decir –añade-, lo que buscan es ofrecer condiciones para legalizar a los inmigrantes que ya están en EU, pero procurando al mismo tiempo que esto no incentive nuevas migraciones. ¿Y cómo lo van a hacer? Pues endureciendo los controles en la frontera”.

“Esta reforma en EU no va a terminar con la migración ilegal; es un problema interno en México y Centroamérica, por falta de oportunidades”: Moreno Chávez

Cuestionado sobre la problemática que podría generar en México este endurecimiento de los controles fronterizos, José Alberto Moreno Chávez llama la atención, en primer lugar, sobre que esta reforma pretende regularizar únicamente a los migrantes que ya lleven más de una década en EU, y que además puedan acreditarlo.

“Claro –afirma-, no es que se apruebe mañana y pasado cruzo ilegalmente la frontera y me vayan a dar los papeles. Ahora bien –advierte a colación-, esta reforma no va a acabar con la migración ilegal. ¿Por qué? Porque el problema de la migración en México y Centroamérica es un problema interno, por falta de oportunidades”.

No obstante, el internacionalista sí concede que esos miles de millones de dólares que Estados Unidos pretende destinar para endurecer aún más la frontera con México, tendrán como consecuencia inmediata el surgimiento de una población flotante en territorio mexicano “muy numerosa”.

“Estamos hablando de entre cuatro y seis millones de personas, en su mayoría centroamericanos, los cuales no encontrarían trabajo en México –argumenta el académico-, o que encontrarían empleos mal pagados o irregulares, y la economía mexicana no podría absorberlos. Sin embargo –contrapone-, también es cierto que siempre ha habido este discurso de mayor control fronterizo para convencer a los del sector de la ultraderecha, para que la reforma sí se lleve a cabo”.

En cambio, Nancy Pérez considera que el proyecto de endurecer la frontera va más allá de un discurso para convencer al Tea Party, y augura que éste tendrá consecuencias funestas para los cientos de migrantes que, a diario, ingresan por la frontera sur de México para alcanzar el Río Bravo.

“Un mayor control en la frontera viene acompañado de cuotas más altas por parte de los polleros –expone la activista de Sin Fronteras-. Y claro, el riesgo va a ser mayor, porque todos los lugares por los que ahora pasan los migrantes, se van a tener que recorrer a otras zonas todavía más peligrosas donde no haya infraestructura fronteriza”.

Asimismo, Pérez coincide con el internacionalista Moreno Chávez, y considera que el levantamiento de más kilómetros de muros provocará que en México la población flotante, tanto de ciudadanos extranjeros como de connacionales deportados por no cumplir con los requisitos de la reforma se incrementarán de manera alarmante.

“En primer lugar, México deberá atender a sus propios connacionales que sean deportados –apunta-. Es decir, el gobierno deberá dar respuesta a personas que dejaron atrás a sus familias y que llevaban, incluso, 20 años viviendo en Estados Unidos. Y en segundo lugar –agrega-, las autoridades tendrán que dar solución a todos aquellos extranjeros que iban de paso hacia EU y que van a tener una estancia más prolongada en nuestro país”.

“De aprobarse, la reforma será uno de los grandes aciertos de la Administración Obama; sería el triunfo del sueño americano”: Moreno Chávez

¿Una reforma histórica?

Aunque al proyecto de Reforma Migratoria aún enfrenta un futuro incierto en la Cámara de Representantes, la euforia ante la posibilidad de que hasta once millones de personas regularicen su situación ya es difícil de contener, incluso, para la prensa estadounidense e internacional que ayer publicaba números titulares con la palabra “histórica” en sus encabezados.

“En mi opinión, sí estamos ante algo histórico, y de aprobarse será uno de los grandes aciertos de la Administración Obama”, dice José Alberto Moreno Chávez, quien considera que más allá del actual presidente, la reforma “sería, sin duda, un parte aguas dentro del movimiento latino e hispano”. “Incluso –añade el experto de la Ibero-, me atrevo a hacer el símil entre este proyecto y lo que significó para los afroamericanos la consecución de los derechos civiles en los años 70. Creo que esta reforma –concluye- sería el triunfo del sueño americano”.

Por último, Nancy Pérez cree que, aunque es necesario que haya reformas, México y los países centroamericanos emisores de migrantes “tienen poco que celebrar”.

“Estamos ante políticas migratorias muy selectivas, donde sí va a haber una apertura para ciertos perfiles que benefician a la economía estadounidense. Sin embargo, la moneda de cambio no es para celebrarse. Porque los grupos que se encuentran en una situación de mayor rezago social no van a tener facilidades para calificar y obtener la naturalización”, expone la activista, la cual rechaza que esta propuesta de Barack Obama deba ser calificada como histórica.

“No creo que se deba definir como algo histórico, porque debería ser una obligación de los países regularizar a toda la población que sostiene a su economía y garantizarle además sus derechos. Por eso –finaliza la directora de Sin Fronteras-, yo soy de una opinión muy reservada en cuanto a que esto sea algo histórico. Más bien creo que se trata de una reforma que responde a una necesidad electoral”.

“No creo que sea algo histórico; opino que esta reforma responde a una necesidad electoral”
: Nancy Pérez

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO