La “fuga de cerebros” ha arrojado que alrededor de 11 mil mexicanos con nivel de doctorado (37 por ciento) radiquen en Estados Unidos, cifra que resulta alarmante si consideramos que solo 30 mil conacionales cuentan con ese grado académico, sin contabilizar los que viven en Europa u otros lugares del mundo, alertó Alma Maldonado Maldonado, científica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
La investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE) manifestó que ese dato resulta preocupante, considerando que somos un país en desarrollo donde se requiere más gente calificada y educada a esos niveles.
La mayor proporción de estudiantes que salen al extranjero corresponde a alumnos en carreras de ingeniería y tecnología (33 por ciento), seguida por la proporción de alumnos en ciencias sociales (23 por ciento), humanidades (10 por ciento), ciencias médicas y de la salud (6 por ciento), ciencias naturales (2 por ciento) y agrícolas (1 por ciento). Hizo énfasis en que si se observan las cifras de cuánto dinero gasta México en desarrollo, ciencia y tecnología (0.4 por ciento del PIB) estamos muy por debajo de comparaciones internacionales, lo cual podría ser una explicación de este fenómeno conocido como fuga de cerebros.
De acuerdo con Maldonado Maldonado, la fuga de cerebros consiste en que los científicos de un país se trasladen a otro para desarrollar sus conocimientos, por lo que es importante invertir más en materia de ciencia y tecnología para retener a estos talentos. La experta en el tema de movilidad académica señaló que en el caso de quienes estudian un posgrado en el extranjero, es donde existe mayor riesgo de fuga de cerebros, ya que los estudiantes encuentran a este nivel mayores oportunidades de quedarse en el país al que van, ya sea por razones personales, académicas o de una mejor condición para desarrollar su trabajo.
Y aunque algunos lo califican de circulación de cerebros, este concepto se refiere a personas de lugares donde las condiciones son similares. En países como México sí podemos hablar de fuga de cerebros, el cual enfatiza la desigualdad entre dos contextos, donde un país pierde más que otro.
En países en desarrollo las condiciones son de mayor desventaja y es más difícil que los estudiantes puedan competir y encontrar los mismos trabajos en su lugar de origen, que en naciones altamente desarrolladas.
La experta del DIE señaló que un país como México no tiene las condiciones para dejar ir a la poca gente formada en doctorados, y aunque aseguró se realizan esfuerzos para evitar este fenómeno, aún son muy limitados. De hecho, el problema es que aunque estamos formando estudiantes altamente calificados, poco se les puede ofrecer laboralmente.
De hecho, en años recientes el Gobierno tiene la política de fortalecer el posgrado nacional, por eso, en instituciones como el Cinvestav, cada vez hay mayor presencia de la figura del posdoctorado.
FUENTE: EL SOL DE MEXICO