Si México no lleva a cabo una reforma energética que permita la inversión privada en Petróleos Mexicanos (Pemex), “podríamos convertirnos en importadores netos de hidrocarburos en los próximos 10 años, con un cese de las exportaciones a Estados Unidos”, advierte el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
En el marco del 75 Aniversario de la expropiación petrolera, Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente de la cúpula empresarial, pidió no engañar a la población sobre que la reforma energética implica privatizar ni que el Estado ceda la rectoría petrolera ni, mucho menos, perder soberanía.
Llamó a emprender una reforma profunda, de acuerdo con lo que le conviene a México en su realidad actual, no acotada por mitos y dogmas anacrónicos, que suelen utilizarse para confundir y mentir, como instrumento de manipulación política o para perpetuar intereses creados, con altas dosis de corrupción y despilfarro.
A través de su mensaje semanal, el líder empresarial alertó que las finanzas públicas de México siguen petrolizadas en más de una tercera parte; la producción de crudo ha caído casi 25% en una década, de un pico de alrededor de 3.4 millones a 2.6 millones de barriles diarios.
“Consideramos remota la posibilidad de que, de manera inercial, puedan recuperarse los niveles de más de 3 millones de barriles diarios”, comentó.
La Ley reglamentaria del Artículo 27 constitucional de 1939 no se oponía a la celebración de contratos con particulares para que llevaran a cabo trabajos de exploración, por cuenta del gobierno, a cambio de compensaciones en efectivo o equivalentes a un porcentaje de los productos obtenidos, refirió el Presidente del CCE.
Mientras tanto, la industria enfrenta incertidumbre en el abasto de gas en cuanto a precio y suministro, lo que resta competitividad y el potencial de inversiones.
“El reverso del reto es la oportunidad: México está maduro para insertarse con una posición de privilegio en la reconfiguración energética global, que tiene como principal escenario a nuestra región. Podemos colocarnos en situación muy favorable para el impulso industrializador al que están llamadas varias zonas del país”.
Por ello, explicó Gerardo Gutiérrez, la necesidad de complementar la inversión estatal en hidrocarburos se sustenta en el hecho de que el país ha entrado a una fase de extracción de petróleo y gas más compleja y de mayor costo, pero de enorme potencial: miles de millones de barriles de petróleo en aguas profundas del Golfo de México y, probablemente, el cuarto lugar en reservas de gas shale en el mundo.
Para el sector empresarial, el gran reto de la región de América del Norte es lograr la integración y autosuficiencia energética, para recuperar los niveles de competitividad que habíamos perdido.
FUENTE: EL ECONOMISTA